PARADIGMAS GERENCIALES, SUS CAMBIOS Y LOS RETOS PARA LA GERENCIA
POR DARLINE BARON
Los paradigmas gerenciales son modelos que aplican las
nuevas empresas, estos se diferencian mas por la diversidad de términos que
utilizan y la posición de la que parte, que por las cosas realmente distintas
que dicen, lo cual nos lleva a visualizar y concentrarnos en las oportunidades
de mejoras y posibilidades de aprendizajes para los cambios que se están
produciendo al interior de las organizaciones, es importante mencionar que los
paradigmas poseen las siguientes características:
Son comunes:
- Paradigmas hay en todas partes.
- Muchos son triviales, sus reglas y disposiciones no tienen mucho impacto.
- Pero todos, grandes o pequeños, proporcionan una visión y una comprensión especial y los métodos para resolver problemas específicos.
Son funcionales:
- Los paradigmas son necesarios.
- Sin reglas orientadoras estaríamos confundidos siempre porque el mundo está demasiado lleno de datos.
- Nos ayuda a distinguir los datos importantes de aquellos que no lo son; sus reglas nos indica como mirar los datos y como tratarlos.
El efecto del paradigma invierte la sensata relación entre
ver y creer:
- Postura común, ´´cuando lo vea, lo creeré´´.
- Situación real, lo veré cuando lo crea.
- En realidad, para ver necesitamos los paradigmas.
Según Thomas S. Kuhn, los paradigmas son importantes, ya
que, constituyen supuestos compartidos que permiten a una comunidad científica
investigar varias aritas de un mismo problema, pero desde una serie de reglas o
parámetros comunes. Asimismo según Kuhn, es de gran utilidad para entender los
procesos de cambio e innovación en cualquier disciplina, incluyendo el tema que
nos compete, la silenciosa revolución educativa que está provocando la
educación superior o en centros de capacitación en empresas privadas.
Por otra parte la gerencia; es un proceso, porque arranca de
una materia prima a la cual se le aplican unos medios de transformación para
obtener un determinado producto, también es un proceso porque se tienen que
realizar unos pasos para obtener un fin, en el cual se identifican dos
dimensiones: una estructurada, la cual se divide en; planear, organizar y
evaluar, la otra desestructurada y asistemática, la cual va relacionada con la
acción de dirigir, dicha acción va asociada con el liderazgo.
Siguiendo el mismo orden de ideas, el liderazgo; es la
capacidad para usar las diferentes formas del poder para influir en la conducta
de los seguidores, de diferentes maneras, también, en la influencia
interpersonal ejercida en una situación dirigida a través del proceso de comunicación
humana a la consecución de uno o diversos objetivos específicos.
Del mismo modo, según Kuhn, el paradigma se entiende como el
conjunto de supuestos, creencias, valores, sobre los cuales una comunidad
científica busca acuerdos y da solución a determinados problemas.
Así mismo Dimiany, afirma que un paradigma, constituye un
sistema de ideas que orientan y organizan la investigación científica de una
disciplina, haciéndole comunicable y modificable al interior de una comunidad
científica que utiliza el mismo lenguaje.
Los paradigmas y suposiciones en la gerencia educativa,
busca un cambio que permita el desarrollo humano de los estudiantes,
profesores, maestros, directivos y representantes, con una nueva racionalidad
donde los autores puedan autodeterminarse, donde sea posible la coparticipación
en la toma de decisiones y en las tareas diarias, donde exista una jerarquía
pero no basada en el control, sino en la integración y en la eficiencia, para
lograr la satisfacción de las necesidades y aspiraciones de la comunidad
educativa, por lo tanto el cambio educativo debe centrarse en el proceso de
construcción unido a otras formas culturales como el arte, la religión, la
filosofía, donde se puedan compartir valores que fortalezcan y ayuden a
construir una identidad nacional.
Mi opinión con respecto a los puntos tratados; es que la
gerencia y el liderazgo, van de la mano, ya que, buscan el cambio tanto en las
personas, como en las empresas y en las instituciones, para que los
involucrados en el mismo sean el modelo que queremos , tomando en cuenta que
para ser un buen líder debemos saber cómo tratar a las demás personas, cómo
pedir las cosas de manera que las hagan sin darse cuenta, cuidando y teniendo
siempre presente la ética tanto profesional, como moral.
Asimismo es importante señalar que los valores juegan un
papel fundamental e importante en esta labor, puesto que el liderazgo parte de
allí, porque para que algo marche como queremos debemos realizarlo con amor,
respeto responsabilidad, humildad y cooperación.
Del mismo modo es importante mencionar que la gerencia es un
proceso de transformación, mientras que el liderazgo es una manera espontanea
que posee cada persona en el momento de ejercer una labor o acción determinada.
No obstante, los paradigmas en la gerencia educativa, tiene
la misma finalidad que los antes mencionados, ya que, lo que persiguen es el
cambio de manera que la misma afecte de forma positiva a todas las personas que
dan vida no solamente en instituciones , sino también en todas las labores
existentes, teniendo presente que en cualquier parte, ya sea en el hogar, en el
aula donde trabajamos, también somos gerentes, se trata de mejorar, de
aprender, de investigar, de gerenciar y de liderizar en cada ocupación que
tengamos de la mejor manera, ya que, todos deberíamos estar centrados en el
bien común. Entonces para gerenciar y liderizar debemos combinar estos
dos elementos que permitan a la persona tener un mejor desarrollo personal y
una visión clara de lo que se quiere.
CAMBIOS EN LOS PARADIGMAS GERENCIALES
La amplitud, profundidad y celeridad de los cambios que se
han producido en las últimas tres décadas en el entorno tecnológico, económico,
social, político y medioambiental en el que se mueven las organizaciones, que
fueron comentadas en el trabajo ¿Por qué el Cambio?, ha puesto en crisis los
paradigmas que durante décadas prevalecieron en la teoría y la práctica
empresarial y gerencial.
Sobre esto,
Drucker ha dicho: “Desde mediados de los años setenta, lo que conocíamos sobre
administración ya no nos sirve. En el futuro inmediato, los gerentes tendrán
que ser capaces de olvidar lo que hacían, tan rápido como aprenden las cosas
nuevas que tienen que hacer”. Hammer y Champy, precursores de la reingeniería,
son más dramáticos cuando, en la portada de su primer libro, de inicios de los
noventa, expresan"Olvide todo lo que usted sabe sobre cómo debe funcionar
una empresa. Casi todo está errado”.
Los cambios que se han producido en el entorno impactan en
todos los componentes del trabajo de una empresa: los sistemas productivos, el
marketing, los enfoques sobre la calidad, la investigación-desarrollo, el
manejo de existencias (stocks), los criterios de competitividad y efectividad,
así como en los enfoques sobre las funciones gerenciales.
En los sistemas
productivos, los enfoques dominantes hasta los años setenta estaban influidos
por el “fordismo”, un paradigma industrial surgido a fines del siglo XIX, con
las experiencias de la Ford en la producción de automóviles, que preconizaba la
producción en masa, la concentración en grandes unidades, la integración
vertical, asegurarse el suministro interno, la fragmentación de funciones
(preparación, producción, control de calidad), gerencia jerárquica, estructura
vertical, entre otras prácticas. Hammer y Champy es lamentaban a inicios de los
noventa de que “...el problema de las empresas en Norteamérica es que van a
entrar en el Siglo XXI, con diseños organizacionales del Siglo XIX...”.
La celeridad con
que se renuevan las tecnologías, su rápida obsolescencia y, con esto, la
disminución del “ciclo de vida” de los productos hicieran obsoletos estos
paradigmas. La producción en masa, en lotes estandarizados, buscando economías
de escala, no posibilita la respuesta rápida a nuevas demandas del mercado. En
las nuevas condiciones, es más efectivo el enfoque de la “producción flexible”,
que permite a la empresa adaptar con rapidez sus tecnologías y ofertas de
productos a situaciones cambiantes. Con este propósito, en los años ochenta, se
generaron paquetes informáticos, como el CAD-CAM (Computer Aid Design-Computar
Aid Machinery) que tuvieron mucha difusión.
En los años
cincuenta, Toyota era un pequeño productor de automóviles que actuaba sólo en
el mercado japonés. Cuando sus grandes competidores de EE.UU (GM, Ford,
Chrysler) producían alrededor del 85% de sus insumos, la empresa japonesa
apenas producía el 15%. Para enfrentar su gran debilidad, Toyota creó redes de
suministradores a los que subcontrataba los suministros y estableció la práctica
del JIT (Just in Time) con lo cual garantizaba los suministros en el momento en
que los necesitaba, eliminando los inventarios y sus costos asociados. A
inicios de los ochenta, Toyota había logrado posicionarse fuertemente en el
mercado norteamericano desplazando a sus tres grandes competidores. Cuando las
ventas y ganancias de la GM (General Motors) caían un 20%, las de Toyota
aumentaban un 18%. La “batalla” se disipó cuando, a inicios de los ochenta,
después de meses de negociación, se creó una “joint venture” entre GM y Toyota,
donde las prácticas gerenciales de esta última fue uno de sus aportes
principales. A fines de ochenta, Japón necesitaba 19 horas-hombre para fabricar
un automóvil, mientras que en EE.UU y Europa invertían 26,5 y 35,6 respectivamente.
El paradigma del
“fordismo” fue desplazado por el “toyotismo” que preconiza: la producción
flexible, la desconcentración de la producción, el suministro externo
(tercerización de lo que no resulte estratégico), la gerencia participativa, estructura
horizontal, entre otros enfoques y prácticas.
Los paradigmas
sobre la calidad que prevalecieron hasta los años 70, la concebían como una
actividad de inspección y control; su determinación se basaba en normas
técnicas; era una tarea “independiente”, a cargo de órganos funcionales
separados de la organización productiva. Bajo la influencia de las prácticas y
resultados de empresas japonesas, desde los ochenta la tendencia es concebirla
como una filosofía de dirección; se determina según la define el cliente; es
una tarea integrada en los órganos productivos, a los clientes externos se
sumaron los clientes internos.
En la esfera del marketing, los enfoques prevalecientes
hasta los 70, enfatizaban: vender el producto, identificar necesidades, resaltar
costo y calidad como factores de atracción de clientes; importancia del
“marketing mix”, es decir la combinación idónea de las las 4 Ps. (Producto,
Precio, Plaza, Publicidad). Esto correspondía a una etapa en la que el mayor
poder lo tenían los productores. Con más información y ofertas en el mercado,
los clientes son más exigentes y selectivos. Los nuevos paradigmas enfatizan:
satisfacer necesidades (más que vender productos); disminuye el peso de la
publicidad y aumenta el de la promoción en los gastos de marketing; producir lo
que se pueda vender, en lo que juega un papel importante el marketing
estratégico, que se orienta a identificar oportunidades y atractivos de los
mercados; crear necesidades; al costo y la calidad, como factores de preferencias
de los clientes, se adicionan el servicio de postventa y el tratamiento
personalizado. A inicios de los noventa surgen nuevos enfoques, en 1993 Mc
Kenna propone el “marketing relacional”; en el mismo año, Peppers y Rogers, el
“marketing one-to-one”.
La automatización que, además de la
reducción de costos laborales, se orientaba al aumento de la producción, en las
nuevas condiciones enfatiza la búsqueda de mayor flexibilidad en los procesos
productivos. Los niveles “mínimos y máximos”, como instrumento de control de
los inventarios, se orienta como tendencia al “inventario 0”, con la práctica
del JIT. La Investigación-Desarrollo que se orientaba al diseño de productos
para cubrir necesidades, enfatiza en la anticipación y creación de nuevas
necesidades.
RETOS PARA LA
GERENCIA
Los cambios en el entorno y su impacto en los paradigmas que
durante décadas han orientado el trabajo de las empresas también influyen en
los enfoques gerenciales, que surgieron y predominaron en condiciones que se
han modificado sustancialmente. Entre las tendencias y demandas que Kernan ha
identificado “para la gerencia del Siglo XXI” se encuentran las siguientes:
transitar de la dimensión y escala, a la velocidad y capacidad de reacción; de
la autoridad formal y el control desde arriba, al otorgamiento y desarrollo de
poder y facultades (empowerment); de la rigidez en las organizaciones, a las
organizaciones flexibles y virtuales; del control por medio de reglas y
jerarquías, al control por medio de visión y valores; del análisis racional y
cuantitativo, a la creatividad y la intuición; de la necesidad de certeza, a la
tolerancia a la ambigüedad; de la independencia y autonomía de la empresa, a la
interdependencia y alianzas estratégicas; del enfoque organizacional interno,
al enfoque en el medio competitivo; de la ventaja competitiva, a la ventaja
cooperativa, entre otros.
Diferentes
especialistas también se refieren a las nuevas tendencias en las llamadas
“funciones directivas” (planificación, organización, mando y control). En la
función de planificación, las principales tendencias que se señalan son: el
tránsito de la planeación “clásica”, al enfoque de la estrategia; el análisis
del “pasado al futuro”, buscando tendencias anteriores, se sustituye por el
análisis del futuro al presente, concibiendo diferentes escenarios futuros y
planes de contingencia (que hacer si…); del plan y la implementación como
procesos separados, a concebirlos como un proceso único, integrando ambas; de
la tecnología como factor estratégico, a los recursos humanos como el más
estratégico; de la focalización en la empresa, a considerar el entorno como
punto de partida de cualquier estrategia.
En la función de
organización, las tendencias se mueven: de las estructuras jerárquicas a las
estructuras planas y flexibles; de los manuales y normas detalladas, como
factores reguladores, a la visión, los valores y la cultura, como los factores
principales para la integración del trabajo en las organizaciones; de la
estabilidad, como elemento organizador, al cambio y la innovación como factor
de adaptación constante a las nuevas situaciones.
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